viernes, 8 de julio de 2011

Rutina

Le regaló un papelito en el que había escrito la palabra “rosa”, luego otro con la palabra “colgante”, y otro con “pendientes a juego”. Ella se acostumbró pronto a aquella fantasía compartida, a sus “cajas de bombones de marca cara” que no engordaban y a los “relojes de lujo” que no necesitaban pilas, y siempre esperaba con ilusión a que llegara la siguiente nota de papel. Su corazón dio un vuelco de emoción el día que recibió el “anillo de compromiso de oro y diamantes”. Pero cuando se fueron a vivir juntos, empezaron a tener dificultades y a descuidar los detalles. Comprendió que todo había terminado en su primer aniversario, cuando él le regaló una “bufanda de lana” en lugar de un “camisón de seda” porque no se lo podía permitir, porque era más práctico y porque la intención es lo que cuenta.

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